Hoy me detengo un momento para agradecer a Dios por su amor inmenso, por su guía diaria y por no soltarme jamás, aun cuando todo parece incierto.
“Doy gracias a mi Dios cada vez que me acuerdo de ustedes.”
— Filipenses 1:3
Como mujeres, enfrentamos muchas batallas, pero también tenemos un Dios que pelea por nosotras. No estamos solas. Él ve nuestras lágrimas, escucha nuestras oraciones, y nos sostiene con su gracia.
“Dios está en medio de ella; no será conmovida.”
— Salmo 46:5
A todas las mujeres de fe: sigamos caminando con esperanza, confiando en que todo lo que vivimos tiene propósito. Que en medio del cansancio, la incertidumbre o el gozo, nunca nos falte gratitud.
“Con gozo darás gracias al Señor, y alabarás su nombre, porque ha hecho maravillas.”
— Isaías 12:4-5
Hoy y siempre, mi corazón está agradecido. Porque aún en el silencio, Dios sigue obrando.